La mirada fija, suave, soñadora, se va perdiendo en los rincones: Nacidos bajo el signo de Saturno, esos son los melancólicos. Los psicoanalistas dijeron: “¡Es por la pérdida del objeto amado que no han podido erigir una estatua del yo!” Constantino, el africano, sugería una cura:
Tomar cinco dracmas de comino, de calamento, 20 dracmas de flor de tomillo, tres de anís, de apio, de eneldo hembra, cinco de ruibarbo. Cocinar en siete libras de agua hasta reducir a un tercio.
Hay algunos que prefieren engendrar cuerpo extraños, es decir: Arte. En este capítulo las imágenes de las dilaciones, los desvíos, las pérdidas del amor, de la inocencia y de la infancia se van expandiendo en el transcurso de los días ocupando mas espacio en las salas; el humor melancólico va contaminando. Una continua modificación se va desarrollando en la visibilidad de las obras a través de un montaje procesual que va incorporando más obras y artistas.