28.4.09

Pared Blanca

Nos encontramos frente a una pared blanca, inmóvil, rígida, insonora. Pareciera que no hubiera nada que colgar.
Una persona frente a esa pared busca reiniciarse en la rutina de poder tocar, mirar y oír a corto plazo. Está disciplinada y domesticada para el consumo y la innovación constante, su mundo se encuentra rodeado de imágenes y sonidos pero aún así ambiciona más. Recorre, retoma posturas mínimas y mecanizadas en la superficie de la pared para encontrar una respuesta, una experiencia, una emoción, puede unirse a la densidad, puede abandonar su cuerpo y convertirse en información o en no información.
Se posiciona sobre un punto en un instante cualquiera. Surge algo nuevo, la pared la une a ello, le permite habitar una maquina de mostrar. El contacto la lleva a pequeñas e intensas chispas de placer inmediato, a un cambio en las relaciones de las partes, en el todo. Lo energético esta a su alcance, lo tecnológico también.
Logra satisfacer su deseo de experimentación con su presencia, con su proximidad pero la cercanía a la pared frena su visión no logra condiciones para una percepción natural o una percepción cinematográfica. Ve lo que puede asumir, fragmentos de una atmósfera en una arquitectura virtual.
Un objeto audiovisual frágil, sin memoria, ajeno a una narrativa, que no se puede poseer o coleccionar y que fluye perecedero en esta pared.
La pared, la persona y la saturación en un cuadro.


Archivo del blog